Nuestro Visión
La Argentina es un hermoso país, muy conocido por sus bellezas naturales, por su rica carne, sus grandes ciudades y patrimonio cultural. Pero también la Argentina es un país olvidado: tiene alrededor de 38 millones de habitantes y muy pocas Iglesias Bautistas Independientes. La Gran Comisión también abarca a la Argentina – es necesario que mas misioneros vean este país como un campo listo para la cosecha. Dios está abriendo puertas para el ingreso del Evangelio en nuestro país, por favor aprovechen este tiempo para alcanzar al mayor número de almas.
“He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.”
En la Argentina existen aproximadamente 3 millones de personas con discapacidad auditiva. Esta cantidad con lleva algunas controversias porque está relacionada con algunos factores e indicadores que pueden ser engañosos. Pero lo que sí es cierto es que hay una gran cantidad de sordos e hipoacúsicos en este país y no se conocen Iglesias o ministerios Bautista Independientes que estén llevándoles el Evangelio.
“Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.”
Es mi oración a Dios que levante obreros por todo el mundo para alcanzar a las personas sordas de mi país.
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
Por favor, no ignore usted también la gran necesidad que hay en la Argentina: no solamente de misioneros a los sordos, sino también de misioneros a los oyentes. Lo pido que si usted está viendo la necesidad y Dios está tocando su corazón, decide ahora mismo hacer algo: consagre su vida para ir a este país, decide apoyar la obra de Dios en este lugar, o arrodíllate y ora. Haz lo que Dios ponga en tu corazón, pero por favor hazlo y hazlo ahora. Las almas de muchas personas condenadas al infierno te están esperando que hagas algo.
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”